La utopía de volver
¿Se vuelve alguna vez?
No lo creo. Cuando te vas, el lugar abandonado queda congelado en una imagen inmutable, enmarcada en un limbo atemporal al que no se regresa.
Las personas no envejecen, los niños no crecen, las ideas no cambian. Nunca regresas a ese lugar y momento y ese cuadro, con cruel realismo, te presenta la foto de un tiempo no vivido, y solo entonces comprendes que lo perdido no es recuperable, que lo ido no vuelve, que lo muerto no resucita, y que tu vida, inexorablemente, transcurre, pasa, transita, dentro y fuera tuyo. Somos accidentes siderales e inconsecuentes. Somos poco más que un grano de arena, pese a todo, nuestra poquedad se une a otras y plasma este mundo y dejamos huellas borradas por el mar, que desaparecen ligeras. Legamos solo genes, alguna idea y enseñanza. Somos pasajeros. Vivimos en la utopía de existir, mientras dejamos lentamente de ser.