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andreazurlo

El error de Darwin



Encararon directamente hacia el hombre sentado junto a la orilla. Les produjo un ligero asco. De la cabeza ladeada le colgaban unos hilos blancuzcos despeinados y parte de su cara, de la que pendía un curioso pedúnculo que separaba los ojos, también mostraba unas islas de los mismos pelos. Para no hablar de su piel, ¡ay su piel! Un mapa de arrugas y laxitud pálida, con aspecto reseco. Toda su anatomía constituía un espectáculo abominable con esas extremidades flacas que le salían del cuerpo como tentáculos rígidos, rematados por apéndices más pequeños. Cuando llegaron a su lado el tipo los observó boquiabierto y, como pudo, salió corriendo con paso incierto por la orilla del río, en dirección a la calle, al tiempo que gritaba sonidos incomprensibles y prehistóricos.

Les causó pena. El primer encuentro con uno de esa raza no fue emocionante. Acababan de emerger de las aguas para ocupar el lugar que les correspondía, el lugar de esa humanidad de circo que cubría la faz de la tierra. Darwin se equivocaba, ellos eran la evolución de la especie, la inteligencia nunca perteneció a los primates.

TW: @AndreZurlo

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