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andreazurlo

Anuncio clasificado (cuento tonto de Navidad)



Suspiró observando el paisaje nevado desde la ventana. Lo conocía de memoria: era lo único que veía durante todo el santo día. ¿Por qué había aceptado? La pregunta le daba vueltas por la cabeza constantemente. Lo peor era que nadie lo engañó. Si debía ser sincero, se engañó a sí mismo. Era un joven con las características justas para triunfar en la vida, como decía su madre...salvo por su haraganería extrema.

“Se trabaja poco, se descansa mucho y se gana bien”. El trabajo ideal.

¡Y había firmado un contrato por veinte años! ¡Toda su juventud! Debía haber dicho que no le interesaba, pero se dejó convencer.

Sin embargo, ahora, al analizar fríamente la situación, debía alegar a su favor que nadie le había hablado del olor a zoológico que poblaba la casa perpetuamente, ni le dijeron que tendría que soportar la compañía de esos enanos charlatanes y chillones durante los trescientos sesenta y cinco días del año, ¡nadie se lo dijo! Por lo que consideró que rescindir el contrato no debería comportar desventajas ni sanciones para él.

Allí enloquecía. ¡Desperdiciar sus mejores años entre las renas y las risas pequeñas e histéricas de los duendes!

En su interior lentamente comenzaba a abrirse paso una certeza, algo en lo que antes no había pensado, una verdad que lo persiguió desde la infancia y que ahora se presentaba con toda su fuerza, gritándolo en su cerebro: “¿No recuerdas que Santa Claus no existe?”

Al fin y al cabo él no era Santa Claus, Papá Noel, Babbo Natale o cómo quisieran llamarlo.

Salió corriendo de la cabaña, gritando como un loco, sin que las renas levantaran la cabeza para mirarlo, estaban acostumbradas.

Donnet, el duende más anciano lo vio perderse entre la nieve del monte, en dirección a la ciudad de Rovaniemi(1). Sacudió la cabeza desilusionado. En el primer papel que encontró libre escribió:

“Busco urgentemente joven obeso para papel navideño”.

(1) Rovaniemi: ciudad finlandesa cercana a un monte donde la tradición sitúa la casa de Santa Claus (obviamente en competencia con Suecia y Noruega que la sitúan por otras partes)

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