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andreazurlo

Un mundial y nada que festejar.

Una frase de mi novela "El reposo de la tierra durante el invierno" oportuna en periodos de eufóricos mundiales de fútbol. Se refiere a aquel celebrado en Argentina en 1978 en plena dictadura militar... Un poco me recuerda Qatar y sus problemas con los desconocidos derechos humanos, con tal de celebrar parece que a los pueblos le agrada que el gobierno oculte las migajas debajo de la alfombra.


"El clima previo al mundial de fútbol se recalentaba. Algunas personas sacaban a relucir las famosas escarapelas, otros colgaban banderas en los balcones y seguro que alguno habría vendido la dentadura de oro de la abuela para comprar una entrada. Nuestro vecino de enfrente se hizo la bandera que llegaba desde el balcón hasta el suelo. Le duró poco, porque se la cortaron y le robaron la mitad inferior. Mucha gente amaba ese mundo barullero y bullicioso, la excitación que crecía alrededor del evento y que usaban para mitigar y huir de la realidad. Mis compañeras, a las que jamás interesó el fútbol y no conocían la forma de una pelota, ahora coleccionaban fotos de los jugadores, y quienquiera que no pensara en el mundial como la GRAN oportunidad para el país, la GRAN vidriera, el GRAN rescate, sería tachado de apátrida como me definía Ana, o de intelectualoide."



(En la foto los componentes de la junta militar... basta con ponerles una típica kefia)

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